AUDIO: La Pizarra en Onda Cero (21-04-2017)
Las previsiones suben y esperemos que la realidad las confirme.
Parece que en España no solo tenemos viento favorable, sino que todos los oráculos lo confirman.
Hace algunas semanas que el Fondo Monetario Internacional calculó un incremento del PIB español en el 2,6% para 2017 y el Banco Bilbao Vizcaya estima un crecimiento para 2017 del 3%.
Ayer el Presidente del Gobierno anunció una subida de la previsión oficial del 2,5%, contemplado en los Presupuestos Generales del Estado, al 2,7% que será el que incluya en el Plan de Estabilidad a remitir a Bruselas.
Debemos ir más allá de las buenas previsiones y recordar que, en ocasiones, con la creciente riqueza llegan la impaciencia y la codicia.
Que la economía española se está recuperando a buen ritmo, nadie lo duda. Sin embargo no debemos olvidar las medidas que han sido precisas para alcanzarlo. Resultaría peligroso quedarse solo en los resultados y eliminar las causas que los hicieron posibles.
Por otro lado la recuperación debe acompañarse de un apellido necesario: la sostenibilidad. Para lograrla aun nos quedan muchos pasos que dar. Uno de los más importantes es mantener el equilibrio entre obtener los resultados deseados y la capacidad de producirlos.
En una búsqueda de resultados rápidos, podemos provocar el deterioro de los medios que los hacen realidad. Hemos de invertir en el desarrollo continuo de nuestras capacidades humanas y materiales. Solo así conseguiremos un país competitivo integrado por personas y empresas que lo son.
Y todas estas inversiones, materiales e inmateriales, han de ir acompañadas de un entorno legal y fiscal que estimule el logro de metas cada vez más altas. No se trata de desregular a lo loco y sin medida. Consiste en que el marco laboral, fiscal y legal en el que tienen que florecer las iniciativas empresariales sea el adecuado y no suponga una rémora.
Es el momento de que las administraciones públicas se alineen con los objetivos adecuados y pasen a ser facilitadores en lugar de protagonistas.
En esencia, estamos bien orientados, ahora se trata de convertir la caleya por la que avanzamos en una autopista sólida y duradera.