AUDIO: Parada de Postas en Onda Cero (23-febrero-2018)
Buenas tardes, Arturo,
Llevamos un año de buenas noticias macroeconómicas. Tanto organismos nacionales e internacionales, como economistas expertos, pronostican un crecimiento apreciable de la economía española.
Es cierto que las cifras macro suponen una visión general del conjunto de nuestra realidad económica, que no tiene por que ser una realidad universal. Con estos alegres augurios conviven realidades particulares no tan agradables.
En enero han repuntado los concursos de acreedores y los avances por regiones distan mucho de ser uniformes. Cada autonomía y cada empresa tienen una situación particular, con sus fortalezas y debilidades, las cuales deben conocerse con visión desapasionada para poder potenciar las primeras y reducir las segundas.
En paralelo el entorno presenta amenazas y oportunidades. En España vivimos momentos de oportunidad, pues los vientos llevan unos años soplando a favor del desarrollo y el crecimiento. Toca, por tanto, orientar nuestras naves, privadas y públicas, para aprovechar el tirón.
Asturias tiene un pasado que ha condicionado nuestro presente social, económico, e incluso, de perfil empresarial. Está en nuestras manos lograr que nuestro pasado sea un punto de apoyo y no un lastre para el futuro. En este esfuerzo nada es un asunto menor: desde la recuperación de la cultura del riesgo, hasta las expresiones que se emplean.
En los últimos días he escuchado, repetidamente, en boca de destacadas personas de la vida económica asturiana la expresión “clase empresarial”. Este tipo de conceptos no favorece en nada a los empresarios que luchan denodadamente por el avance de sus negocios en medio de un entorno cada vez más exigente y complejo. Creo recomendable que pensemos bien lo que decimos antes de lanzar mensajes subliminales contradictorios que recuerdan las soflamas de Karl Marx.
Si queremos avanzar en el mercado globalizado de hoy, y posicionar nuestra región y nuestras empresas en mejor situación, el foco debe ponerse en la iniciativa, el esfuerzo, la continua innovación y no en la artificial construcción de clases que en nada favorecen la necesaria cooperación social y la negociación.
En mi opinión, es momento de que los empresarios se perciban por la sociedad civil como lo que son: luchadores sin descanso por el avance de sus empresas, cuyo éxito es el triunfo económico y laboral de las sociedades donde trabajan.
Todos sabemos que en las percepciones influye de manera muy importante la correcta comunicación y más si proviene de las asociaciones que los representan.
Arturo, nuestro futuro está en nuestras manos, en nuestras ideas y, también, en nuestras palabras.